miércoles, 3 de diciembre de 2008

Profesionales


La palabra profesional se utiliza muy alegremente, parece que se la adosamos a cualquier actividad, por supuesto también a la de agente inmobiliario, pero ¿sabemos realmente qué es la dimensión de “lo profesional”? Pongamos, para profundizar en ello, un ejemplo revelador: un jardinero. A simple vista parece que ser jardinero lo puede ser cualquier persona, sin más trámite que decidirlo de un día para otro, total todos regamos las plantas en nuestras casas, no puede ser mucho más difícil, ¿no? Efectivamente, regar con la manguera el jardín y quitar las hojas secas, lo puede hacer cualquiera. Pero ¿diríamos de esta persona que es un profesional de la jardinería? Yo creo que no. En cambio, si esta persona conociera las especies más recomendadas para cada entorno y estación, las distintas formas de riego y abono, las técnicas de plantación más modernas, si esta persona se formara continuamente sobre los descubrimientos de nuevas especies florales, en definitiva, si esta persona, realizara su actividad con dedicación e interés, si convirtiera esta actividad en su profesión, creo que estamos de acuerdo en que diríamos de él, que es un profesional de la jardinería.

Una vez, expuesto esto, vayamos al paralelismo entre el jardinero y el agente inmobiliario. El segundo, ha sido una figura denostada por la opinión pública, y en muchas ocasiones el propio gremio ha sido culpable, al dejar entrar en él a advenedizos sin ningún tipo de profesionalidad, a jardineros que se limitaban a regar y quitar hojas muertas. Durante mucho tiempo, la opinión pública ha creído que para ser agente inmobiliario, no se necesitaban ni formación ni cualidades, y ha creado un sentimiento de rechazo hacia los que se enriquecían por “no hacer nada”.

Pero el mercado, pone a cada uno en su sitio, y en tiempos en los que vender no es tan fácil, la destreza y profesionalidad del agente inmobiliario se hace necesaria, para poder conectar oferta y demanda, con resultados satisfactorios para ambas partes. Resaltamos: destreza y profesionalidad. Sólo aquellos que se tomen su actividad como una auténtica profesión y se formen de manera continua para realizarla cada vez mejor, podrán dignificar la figura del agente inmobiliario, logrando permanecer en el mercado mientras los no profesionales se quedan atrás.

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